Thursday, March 08, 2007

Un Rachmaninov de altura.

Frank Fernández ofrece un Rachmaninov de altura.
Jorge Petinaud Martínez (PL)
MOSCÚ.— Una prolongada ovación, siete regresos a escena y una lluvia de flores resumen la emoción que despertó aquí el pianista cubano Frank Fernández con su interpretación del Concierto número 2, de Serguei Rachmaninov.
Conocedor de la famosa escuela pianística rusa, en su regreso a la gran sala del conservatorio Chaikovski acompañado por la Orquesta Sinfónica de Moscú, bajo la batuta del Artista Popular de Rusia Vladimir Ponkin, Fernández escaló a la cima.
Con la sobriedad y elegancia de su poderío técnico bordeó las dificultades de este concierto. Imposibilitado de retirarse, Fernández debió regresar al piano en dos ocasiones para complacer a un público que pedía más, y al que obsequió con su lírica romanza sobre el clásico del trovador Sindo Garay, Perla marina, y con una danza de Ernesto Lecuona. Como afirmó el embajador de Cuba en Rusia, Jorge Martí, al dejar abierta la gala auspiciada por la legación de la Isla y Radio Orfeo, fue una fiesta del alma y el corazón.
A ella aportaron también brillantez la Capella Yurlov, dirigida por el maestro Guennadi Dimitriak, y la Orquesta Sinfónica de Moscú, bajo la conducción de Vladimir Ziva.

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